Tarta de queso

Es una pena, pero la foto no hace justicia a la tarta que, de verdad, está buenísima. Es la tarta de queso de mi madre, un placer y una suavidad en el paladar increíble. Y ésta en concreto es la que le hice a Óscar por su cumpleaños, porque las tartas de queso en general le vuelven loco y estaba claro que algo le tenía que hacer.

Por cierto, que no quería dejar de contaros que le regalé también un desayuno a domicilio. Lo encargué a través de una página web y se lo llevaron a casa en torno a una franja horaria. El desayuno en cuestión venía en una cestita y contenía de todo: una taza, una copa de champán y una botella de cava, tostadas, mermelada, aceite, miel, café, té de todos los sabores, un termo, bollería, ... y seguro que algo me dejo. Me pareció un regalo original y quedé satisfecha con la sorpresa y el producto. Y Óscar ya ni os cuento jeje.

Pero bueno, vamos al lío. La tarta. En realidad la presentación no suele ser así, normalmente mi madre pone mermelada de fresa y lo decora con trozos de kiwi. Pero era un domingo, no tenía nada más que mermelada de melocotón y no pude hacer más!

INGREDIENTES:

1. 18 galletas María.

2. Medio litro de nata para montar.

3. Un sobre de gelatina sabor limón.

4. 250 ml. de queso philadelphia light.

5. Mermelada del sabor que más te guste.

PREPARACIÓN:

Trituramos las 18 galletas. Para ello podemos ayudarnos del pasapurés o de la batidora. Una vez que tenemos el polvo de galleta, lo volcamos en el molde de la tarta y lo esparcimos por toda la superficie.

Preparamos la gelatina. Para ello ponemos 250 ml. de agua a hervir, añadimos el sobre, y cuando esté disuelto, echamos 200 ml. de agua fría. Retiramos del fuego. 

En un bol volcamos la nata, el queso y la gelatina líquida. Con ayuda de la batidora lo mezclamos todo.  Después volcamos con mucho cuidado la masa resultante encima de la galleta. Hay que hacerlo poco a poco, intentando que el líquido no traspase la galleta. Esta es la parte más delicada de la receta.

Por último, lo metemos a enfriar al frigorífico. Pasadas unas cuatro horas, esparcimos la mermelada por encima y decoramos al gusto.